Con el advenimiento de las nuevas tecnologías informáticas, nuevas actitudes y comportamientos enmarañados en lo más profundo de la psique humana se han comenzado a manifestar hasta convertirse en un inevitable fenómeno masificado. Ahora mas que nunca salta ante nuestra vista el congénito y firme deseo voraz, frenético y desaforado de la especie humana moderna por convertirse en información incorpórea. Al paso y compás de los misteriosos designios superiores, el ser humano apunta hacia la próxima etapa de su evolución, una en la que el “yo” se lanza al vacío enorme de la red y se disuelve en ese vasto plano de existencia con la misma ligereza que tiene un dedo cliqueando un mouse.
Mientras esto sucede, nos vamos entregando como guiados a ciegas y hacemos parte de dicha transformación a veces en armonía, sintiendo que controlamos y nos beneficiamos, pero a veces forcejeando contra la corriente, protestando alarmados y espantados ante lo que implica esta nueva evolución, esto es, la pérdida de la esencia humana a la que estamos habituados. Una esencia dada por cálida y emotiva, basada en los afectos y el contacto que es exhibida por seres vivos dotados de cuerpo. Ojos que se miran a los ojos, pieles que se rozan, respiraciones que se sienten y todo lo demás propio de las carnes. Leamos pues una de esas voces que se pronuncian con propiedad y ahínco mientras el rio sigue impetuoso su curso inevitable.
Por Kenny Cristian Díaz Bayona
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentar...