12 de julio de 2012

INFORMATIK: IN-FORMARTE/ DE-FORMARTE Aparte dedicado a aquellos que se pronuncian ante el fenómeno de digitalización del Homo sapiens.

El universo es un gran fractal; nuestra realidad concebida equivocadamente como única y absoluta es tan solo una réplica a una escala determinada de la misma dinámica que tiene lugar a niveles macro y micro. En todas estas dimensiones la comunicación se muestra como el factor común crucial en el proceso de transmisión de información para múltiples y variados fines. En este sentido parece develarse ante nuestros ojos una premisa maravillosa, pero a su vez algo aterrorizante: todo lo perteneciente a nuestra realidad son tan solo datos en flujo perpetuo. Pero hablemos en esta ocasión de uno de esos datos en concreto, hablemos del ser humano. Este simio evolucionado con algunos años de protagonismo sobre esta antiquísima madre paciente. Saltando de rama en rama llevando escrito en su esencia biológica todo lo necesario para erguirse en X momento, no paró de aullar y balbucear hasta lograr engendrar y hacer sentir su música codificada. El lenguaje de lengua y de mano surgió entonces como una nueva aptitud cuyo alcance no se limitaría al de funcionar como recurso práctico, sino que llegaría a constituir incluso, la primera señal premonitoria del futuro que tendrá el simio ambicioso, peludo y cabezón.
Con el advenimiento de las nuevas tecnologías informáticas, nuevas actitudes y comportamientos enmarañados en lo más profundo de la psique humana se han comenzado a manifestar hasta convertirse en un inevitable fenómeno masificado. Ahora mas que nunca salta ante nuestra vista el congénito y firme deseo voraz, frenético y desaforado de la especie humana moderna por convertirse en información incorpórea. Al paso y compás de los misteriosos designios superiores, el ser humano apunta hacia la próxima etapa de su evolución, una en la que el “yo” se lanza al vacío enorme de la red y se disuelve en ese vasto plano de existencia con la misma ligereza que tiene un dedo cliqueando un mouse.
Mientras esto sucede, nos vamos entregando como guiados a ciegas y hacemos parte de dicha transformación a veces en armonía, sintiendo que controlamos y nos beneficiamos, pero a veces forcejeando contra la corriente, protestando alarmados y espantados ante lo que implica esta nueva evolución, esto es, la pérdida de la esencia humana a la que estamos habituados. Una esencia dada por cálida y emotiva, basada en los afectos y el contacto que es exhibida por seres vivos dotados de cuerpo. Ojos que se miran a los ojos, pieles que se rozan, respiraciones que se sienten y todo lo demás propio de las carnes. Leamos pues una de esas voces que se pronuncian con propiedad y ahínco mientras el rio sigue impetuoso su curso inevitable.

Por Kenny Cristian Díaz Bayona

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